Historia de los audífonos para sordos: origen y evolución

La historia de los aparatos auditivos probablemente se remota a los orígenes del ser humano, siendo su primera aparición bajo el simple y conocido gesto de hacer una «trompeta» con ayuda de las manos.

Durante mucho tiempo fue díficil encontrar soluciones verdaderas a las enfermedades o disminuciones del sentido de audición, debido al poco avance de la tecnología.

De hecho, las mejoras más efectivas para los usuarios de aparatos auditivos para sordos se lograron recién a partir del año 1920.

Historia de los audífonos para sordos

¿Cómo eran los antepasados de los modernos dispositivos que disfrutamos hoy en día? En este artículo conoceremos el origen de los audífonos para sordos con un recorrido a través de los eventos más importantes en su desarrollo.

Para ello nos ayudaremos de la excelente linea del tiempo confeccionada por el sitio web Audicus, donde veremos sus avances tecnológicos y evolución desde los antiguos artefactos que dieron origen a estos útiles dispositivos:

Parte 1: años 1600 – 1900

Jean Leurechon, matemático de origen francés, fue quien introdujo en el siglo XVII los primeros dispositivos destinados a paliar los problemas auditivos.

Como podremos imaginar, estos artefactos eran sumamente rudimentarios: no pasaban de ser una especie de trompeta de oído, generalmente de metal y con distintas formas y tamaños, dependiendo de las necesidades del usuario.

Historia de los audífonos para sordos trompetas de oído
Las primeras trompetas de oído

Evidentemente, funcionaban bajo el principio de capturar y luego amplificar los sonidos, siendo útiles en quienes poseían una sordera leve, pero de poco o nulo provecho para quienes sufrían de una disminución moderada o alta.

Estéticamente eran demasiado llamativos y mucha gente se avergonzaba de su uso. Estas razones llevaron a fabricarlos usando diseños y formas que los hacían parecer un adorno de la vestimenta, como si fuese una joya, un colgante o incluso una flor en el sombrero del usuario.

Parte 2: años 1900 – 1920

En esta época entran en juego las ayudas provenientes de los conocimientos adquiridos en el campo de la electricidad.

Los primeros audífonos eléctricos para sordos se pudieron apreciar a principios del siglo XX y esto se debió principalmente a la invención de los micrófonos de carbono por parte de Thomas Alva Edison y Emile Berliner.

Historia de los audífonos para sordos micrófonos de carbono
Audífonos con micrófonos de carbono

El micrófono de carbón fue un invento creado originalmente para los teléfonos, pero que, tras algunas modificaciones, se pudo utilizar con éxito en la fabricación de aparatos auditivos.

Gracias a las propiedades de modulación de corriente el micrófono de carbón tenía la característica de reproducir los sonidos percibidos con ayuda de un diafragma.

Si la reproducción del sonido era muy leve se incluian micrófonos adicionales, llegando a existir aparatos auditivos que poseían hasta cuatro micrófonos.

A pesar de ser un gran avance, tenía dos defectos: era útil solo en personas con sordera leve y a la vez producía un sonido ruidoso y áspero debido a la acción de las bolas de carbón contra el diafragma.

Parte 3: años 1920 – 1940

Por primera vez los audífonos para sordos eran de utilidad en casos de pérdidas auditivas severas gracias a la introducción de la tecnología conocida como «tubo de vacío»:

Historia audífonos para sordos tubos de vacío
Audífonos con tecnología de tubos de vacío

Se cree que este avance fue patentado por Earl C. Hanson y el primer audífono que lo incluía terminó siendo bautizado como «vactuphone». Lo curioso del caso es que Hanson utilizó un pequeño tubo de cacahuete con el objetivo de amplificar la salida de un audífono de carbono.

En los años 1940 se consiguieron mejoras en el tamaño de los tubos de vacío gracias a empresas como Raytheon, que consiguió disminuir el tamaño de estos dispositivos hasta el punto que podían caber perfectamente en el bolsillo de una camisa.

Lamentablemente, estos aparatos auditivos tenían el problema que necesitaban no una, sino dos fuentes de potencia, por ende funcionaban con dos baterías, lo que influía bastante en el costo de producción y por ende en el valor de venta.

Parte 4: años 1950 – 1980

Los transistores entran en acción: su inclusión en la fabricación de audífonos para sordos fue un paso gigantesco ya que permitió la creación de audífonos realmente portátiles.

Además, aparecieron modelos nunca antes vistos, algunos se ponían en la oreja (BTE o Behind The Ear) y otros iban dentro del oído (ITE o In The Eear).

Historia de los audífonos para sordos los transistores
Primeros audífonos que incluían transistores

La tecnología de estos aparatos era de caracter analógico, lo que significa que funcionaban amplificando todos los sonidos de una forma mucho más efectiva que modelos anteriores.

Lamentablemente, no poseían la capacidad de filtrar ruidos ambientales o el habla para mejorar la comunicación.

Estos audífonos, a día de hoy aún siguen activos, pero son mucho menos eficientes que sus hermanos mayores, los audífonos digitales.

Parte 5: 1980 – actualidad

En los años 80 se comenzó con la base de lo que son los aparatos auditivos hoy en día: los microchips.

Estos pequeños e increíbles cerebros permitieron mejoras en el funcionamiento de los audífonos que años atrás eran impensadas: mejora del sonido, programación según el usuario, filtración de ruidos molestos, entre otras.

Historia de los audífonos para sordos los audífonos digitales
Los modernos audífonos digitales de hoy día

Y no es sólo eso, la miniaturización de las partes de un audífono para sordos se logró de tal manera que hoy en día existen dispositivos que pasan absolutamente desapercibidos.

Los micro procesadores hoy en día son la causa de que los audífonos digitales sean una solución real para la gente con problemas de audición, transformándose en un producto con muy buenas ventas y acogida en la comunidad sorda.

Qué podemos esperar hoy en día?

Actualmente existen varias empresas como Oticon, Siemens, Phonak, Starkey, etc. que crean dispositivos realmente avanzados y con mejoras propias.

Lo mejor de todo es que las mejoras parecen no detenerse: los estudios de los laboratorios y empresas apuntan a avances de gran interés, como la conexión con otros artefactos (televisores, radios, teléfonos, etc.).

También se habla mucho de la comunicación inalámbrica como principal fuente de cambio, una miniaturización aún mayor, comunicación entre audífonos de distintos oídos, etc.

Quizá, la única traba puede ser el alto precio de estos aparatos, lo que se puede paliar con ayudas gubernamentales o de distintas fundaciones.

 

Fuentes consultadas:

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